Resulta que comparto piscina municipal con el cantante de Manos de Topo. Una pensaría que el cantante de un grupo barcelonés para hipsters –porque solo un hipster puede fingir que le guste la voz del muchacho– iría a un gimnasio privado, ¿no? Pues no. El caso es que muchos fines de semana a él, a la que parece ser su pareja y a mí nos parece buena idea ir a chapotear a la misma hora. A veces, si la cosa está muy mal, incluso toca compartir carril. Ella, él, su barba y yo.
The IT creep
Querida L.,
Te escribo porque a veces pienso en ti.
¿Sabes qué? Nunca he vuelto a trabajar con alguien como tú y eso, al tiempo que buena noticia para la productividad del país, también ha sido un mal irreparable para mis amigos, que me invitaban a copas a cambio de contarles nuestras anécdotas, y para mí, que me sentía feliz haciendo de juglar.
Cómo olvidarte, L.
La gran belleza
Algo contigo
En el imaginario colectivo hay canciones que hablan del amor romántico, de la pasión sin freno, de la entrega sin medida. Todo mentira. El amor romántico solo existe en la mala ficción, la pasión desenfrenada dura lo que dura y la entrega sin medida es sinónimo de falta de autoestima. El amor romántico es a las relaciones lo que los Reyes Magos a la ilusión.